Este día por la mañana me levante y me senté en mi cama mientras me sobaba la nuca esperando a que se me pase un poco el estado de cansancio en el que estaba. Sabía bien que este día daría el primer paso para llegar hasta mi meta, convertirme en un Investigador pokémon, conseguir mi propio pokémon era algo muy necesario para alguien como yo, alguien que apreciaba mucho a estas criaturas y tenía grandes intensiones de saber más sobre ellas, razón por la que me convertiría en investigador.
Camine hasta mi baño donde mi mire al espejo, me cepille los dientes y me lave la cara. Luego me dirigí hasta mi armario donde comencé a vestirme. Me puse la imitación de uniforme del ejército que mi padre me regalo, de este colgaban unas medallas al mérito que había conseguido durante mis 16 años y ya era tiempo de cambiarlas por las medallas de Gimnasio.
Una vez vestido, Salí de mi cuarto y baje por las escaleras que llevaban a la cocina. Allí estaba mi madre sentada en la mesa la cual al verme sonrió y me dijo:
- Vaya, al parecer ya es tiempo de que te vayas y te cumplas tus metas. Promete que regresaras algún día. Tu padre te espera a fuera para llevarte hasta el pueblo aurora -
Le sonreí a mi madre y le dije:
- Te prometo mamá, que cuando cumpla con mi cometido regresare a verte y te mostrare los fuertes pokémon que habre conseguido -
Tras decir esto me retire de la cocina hacia la salida. Una vez fuera logre ver a mi padre dentro de su Jeep Negro. Me monte en la parte de detrás del este y me recosté mientras recorríamos el camine entre Ciudad Voltio y Pueblo aurora…
Tras unas horas de viaje por fin llegamos, mi padre se detuvo justo enfrente del Laboratorio, tan callado que pareciera que nadie estuviera ahí dentro…
Me baje del Jeep y mi padre me dijo:
- Jim! Te deseo suerte! -
No espero más y se largó a toda velocidad en ese Jeep.
Yo estaba parado frente a ese gran laboratorio, mientras pensaba – Algún día trabajare en uno de estos y hare grandes aportes a los que conocemos sobre los pokémon –
Los pasos que me condujeron dentro de este laboratorio parecían ser los pasos más tardados de mi vida, como si el recorrido hasta la puerta fuese interminable. En uno instante que a mí me pareció una eternidad, ya estaba parado delante de la puerta.
Golpee esta y al instante la abrió un hombre de aparentemente unos 30 años y le dije
- Hola, soy Jim Freecss. Vengo por un pokémon, espero que tenga un totodile para mi -
Tras decir esto me quede callado esperando la respuesta de este hombre.